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El lugar en el que se inscribe la mujer saharaui por lo que concierne a la reproducción socioeconómica dentro de su sociedad, está relacionada a su condición de refugiada, antes que todo y en segunda instancia al rol que ella encubre en la familia saharaui, una familia extendida que se puede definir patrivirilocal. Los espacios de la economía no son sólo monetarizados, sino que se refieren también a la organización de los grupos familiares y a las tareas sociales y domésticas que desempeña la mujer en su vida de hija, de madre y de esposa. Tales espacios están subyugados a la división sexual del trabajo tanto en la sociedad, como al interior de la unidad doméstica, entendida como célula social en la que se ponen en juego los sentimientos, las relaciones de producción y reproducción del grupo en condiciones de acuerdo y conflicto.
Lejos de poderse acotar en un recorrido lineal, el papel de la mujer en las actividades económicas de la sociedad saharaui ha pasado, y se puede decir que continúa pasando, por muchas etapas signadas por tajantes conflictos y profundos quiebres en su rol sociocultural. Simbólicamente, pero lejos e agotar este discurso, se individuaron tres cruces que han atravesado las mujeres saharaui hasta ahora. Uno es representado por el éxodo desde el Sahara Occidental hasta el hammada argelino y los campamentos de refugiados; aquí, diferente de como lo había sido hasta entonces, la mujer se volvió el perno en torno al cual se edificaba una nueva sociedad fundamentada en la ausencia de los hombres que combatían; jefe de familia, padre y madre a la vez, trabajadora, directora, maestra, clandestina, guerrera, la mujer saharaui era la sociedad saharaui. Una segunda ruptura fue ocasionada por el regreso de los hombres, por la devolución de aquella sociedad y de aquel rol que ellas habían encubierto durante demasiado tiempo. Probablemente la que se está viviendo ahora se podría identificar como la tercera puesta en discusión de su rol socioeconómico, pero esta vez la ruptura tiene un carácter diferente; ya no se trata de un conflicto de género, sino generacional. Se trata de sus hijas, de las nuevas generaciones y de su preparación escolar y universitaria al extranjero, que en todo sentido las ubica en otro lugar con respecto de la herencia cultural de las madres y de las abuelas que hace 30 años edificaron los campamentos concreta y socioculturalmente; como lo hemos ya profundizado refiriéndonos a la emigración juvenil.
No todo es ruptura, no todo es quiebre en los recorridos histórico-culturales de la mujer saharaui. Se podría hacer referencia al concepto de re-negociación del rol de las jóvenes con respecto de las mujeres de las generaciones que las precedieron; pero también se puede hablar de la continuidad sociocultural perpetuada por la mujer adulta.
En fin, son las mujeres de varias generaciones, quienes de diferentes formas sobresalieron en la cultura, las que han hecho del trabajo artístico un medio de difusión de la causa saharaui y del utilizo de sus propio recursos personales y de su trabajo un medio para alimentar y perpetuar una causa colectiva.
La música popular el-hawl en hassaniya, es unos de los canales privilegiados, inmediatos y más difundidos del arte saharaui; caracterizada por un inicio muy alto que bajando se acompaña con un fuerte ritmo de instrumentos como tidinit, laúd, ardin, arpa, entre otros, es representada por ambos sexos. La división musical de género se puede individuar en las voces a menudo femeninas y en los instrumentos por lo general tocados por los hombres.
Entre las mujeres embajadoras de la música, se entrevistaron una nota cantante de la wilaya de Smara y dos jóvenes cantantes del grupo de la Estrella Polisaria. En la inmediatez de las entrevistas, la música no fue el tema principal de las historias de vida que se relataron. Ésta parecía un medio, un instrumento, una metodología a través de la cual alcanzar la difusión internacional de la causa saharaui, de su condición de refugiados, de las batallas del Frente Polisario para la restitución de aquel Sahara Occidental que hace 30 años Marrueco les quitó; las canciones cantan de mártires, de expropiaciones, de la opresión, del exilio. Es aquí que se crea una espesa línea de continuidad entre el lenguaje simbólico del arte transgeneracional.
La nota cantante se acercó a la música en 1977 y alcanzó la fama con una canción sobre Wali, el mártir fundador del Frente Polisario, del que tomará el nombre su grupo. Su “misión” fue una y sóla desde el principio, llevar por el mundo la historia de la mujer, pero sobre todo del pueblo Saharaui, con el orgullo que caracterizaba sobre todo las generaciones de mujeres combatientes.
Me consideraba una embajadora de Frente Polisario, porque el contenido de la canción de Wali hablaba tanto de la mujer saharaui como del pueblo en general; pero también del Frente Polisario y de los problemas que tenía. En aquel tiempo no había apoyo logístico, ni material, ni político y esta canción fue una manera con la que la mujer saharaui se conociera por medio del Frente Polisario. Visité los cinco continentes para llevar la cuestión saharaui en el mundo.
Todo mi repertorio es revolucionario, pero yo no quiero fama de cantante, sino que quiero que mis canciones sean una bandera para la mujer y para la causa saharaui. Yo no quiero dinero, no me quiero enriquecer. Ésta es mi manera de sacrificarme para los saharaui. Varias personas del extranjero me han propuesto que cantara a otro nivel, pero no acepté, porque yo lo que quiero es que a través de mi música se conozca la situación de los saharaui. Mira, somos refugiados, no tenemos las condiciones de otras mujeres al mundo, paremos en condiciones difíciles y en todo esto educamos a nuestros hijos, cumplimos con nuestro trabajo, no tenemos guarderías para dejar a los niños, no tenemos para darle de desayunar a nuestros hijos, somos muy pobres; no tenemos calefacción cuando tenemos frío y no tenemos aire fresca durante el verano que es muy caluroso, pero en estas condiciones cumplimos con nuestro trabajo. Debido a todo esto es un privilegio como mujer saharaui lo que he logrado, estoy muy contenta.
El grupo de la Estrella Polisaria que se formó en 2002, se pueden considerar los jóvenes portavoces musicales de la causa saharaui. La formación inicial era de 17 personas entre mujeres y hombres y pasó por varias etapas de experimentación, entre las cuales unas óperas teatrales. Actualmente son 11 elementos de los cuales son 3 mujeres y 3 hombres cantantes principales, 3 mujeres y 2 hombres coristas. De los cantantes uno es pianista, uno guitarrista, uno es compositor y cantante a la vez, otro es baterista, mientras las mujeres tocan los tambores. Sus textos, como por la cantante del grupo Wali, son todos inherentes a la revolución saharaui y cuando no, se trata de una omisión voluntaria, como ellas mismas lo dicen:
Los textos hablan todos de la revolución; también la ópera teatral tenía temas revolucionarios. Una de las óperas no era revolucionaria, era sólo para enseñarle a los saharaui que las jóvenes podían seguir las huellas culturales de las otras mujeres más grandes.
A confirmación de lo dicho están sus dos cd, el primero llamado Estrella polisaria, pero sobre todo el segundo Ojo de reina, cuyo nombre cuenta de una mujer saharaui y de su opresión y violencia padecida en los territorios ocupados por los marroquíes.
El cd se llama Ojo de reina se llama así porque en los territorios ocupados a una mujer le sacaron un ojo a sangre fría. Cuando le quitaron el ojo ella se paró frente a la corte y en el hueco se puso una medalla saharaui y dijo “ahora sí, veo”. Este disco se hizo en honor de ella. El texto dice: “he esperando muchos años para poder ver mi tierra y todo lo que me ha pasado no me empuja a olvidar mi tierra y siempre tengo fe de volver a ver a mi tierra.”
La nuestra es una forma para defender más la causa y para que todo mundo sepa que aquí hay un pueblo oprimido.
De la música popular a la fotografía cambia sólo a forma de expresión, pero el mensaje es el mismo; un sólo fin utilizando varios medios de comunicación, cada una a su manera. La mujer fotógrafa hizo su primer curso básico de fotografía durante un año, luego siguieron otros cursos en Aausert, hasta que emigró a Árgel para especializarse durante casi tres años y al volver empezó a trabajar con la fotografía, tanto en un estudio particular, como en el Centro de Cultura del “27 de febrero”. Sus ojos de fotógrafa más que ser autónomos parecen dirigirse en donde mira todo el pueblo saharaui, es decir hacia su revolución.
Yo hago fotos en actividades nacionales, lo que tiene que ver con las actividades del centro de cultura. Además yo no fotógrafo lo que quiero, sino lo de la programación del centro cultural porque trabajo ahí. Tengo una camera particular y me encantaría tener todos los instrumentos necesarios para hacer montajes, videos, porque tengo mucha concentración y también mucha exactitud, además es una forma de que el mundo conozca la cultura saharaui. La guerra del mundo es una guerra de información y esta actividad nos ayudaría para que el mundo conociera nuestra situación.
En este sentido cabe mencionar las palabras de otra joven entrevistada: Aquí no existen otras revoluciones que no estén enfocadas a la causa saharaui.
La última mujer que se entrevistó hizo de la poesía su trabajo. Poetisa muy afirmada y conocida dentro de los campamentos, pero también en Argel, empezó a escribir a los 18 años y publicó la poesía El lápiz prisionero en 2004, además un grupo de poesías Tristezas con tamaño de la patria en el año 2007. Como las otras mujeres que se crearon un nicho en la cultura saharaui también ella escribe con respecto de su situación de refugiados y de la esperanza de cambiar este estatus, no obstante dirige su atención también hacia otros temas: Escribo en esencial para la causa saharaui, porque la causa es la más importante. Al principios fue el fulcro de mi poesía, pero no todas mis poesías son inherentes a la causa, no obstante las mujeres saharaui lo más que sienten es la causa.
Las formas de organización de una sociedad, las que producen y reproducen económico, social y culturalmente las mujeres de los núcleos, las células familiares y las familias extendidas se rigen en torno al circuito de la solidaridad social femenina; una reciprocidad basada en la constitución de redes de apoyo y complicidad de género en situaciones como el parto, la viudez, el matrimonio, el divorcio y en todos los espacios de los cuales están interdictos los hombres. Esto de la solidaridad es un concepto polisémico cuya significación es aplicable sólo contextualmente, con base en el ámbito que se considera, porque como todo rasgo cultural no tiene un único y tajante universo de sentido.
En la actual sociedad saharaui, la solidaridad social construye los nuevos lazos sociales y refuerza los viejos, creando y delimitando nuevas alianzas de género y con ellas, nuevas relaciones socioeconómicas. La tuiza, concepto que indica varias formas de trabajo colectivo femenino y se remonta a la cultura beduina, cuando el pueblo saharaui era aún un pueblo beduino libre; sin embargo todavía subsiste bajo varias formas de ayuda mutua intra y transfamiliar dentro de los campamentos de refugiados. Entre sus otras facetas, la tuiza se significa a través de la organización socioeconómica del trabajo femenino y se concreta por medio de las cooperativas de mujeres.
Actualmente se pueden encontrar aproximadamente de tres a cinco cooperativas de mujeres en cada daira de cada wilaya; su número varía de acuerdo a las economías monetarias locales. En una cooperativa participan entre las 10 y treinta mujeres socias capitales, las mismas que han invertido una cierta suma establecida a priori, como base para empezar el trabajo y adquirir las mercancías para vender; generalmente se trata de objetos de artesanía local (teteras pintadas a mano o importadas desde Mauritania, pinturas de artistas locales sobre tela o piel, recipientes de madera, etc.) de melhfas, de bisutería, pero también de comida y de bienes de primera necesidad. En cada daira se encuentra un departamento que se ocupa de la publicidad de los productos que venden las cooperativas, tras la adquisición del 5% sobre sus ganancias. Entre las condiciones para fundar una cooperativa destacan: la entrega de la suma anteriormente concordada para volverse miembro; la repartición ecuánime de las ganancias entre todas las socias; el control de la gestión de las cooperativas los diez primeros días de cada mes; en caso de cerrar la cooperativa, la entrega de la suma ofrecida para su creación; la realización de la gestión con y a través de la representante de la UNMS en la daira.
Como representantes de este trabajo grupal femenino se entrevistaron a algunas mujeres que forman parte de la “Cooperativa del mañana” y del taller textil y a algunas otras de la “Cooperativa del futuro”, que asimismo conforman el taller de corte y confección.
En un mismo contexto-laboratorio las mujeres llevan a cabo tanto los trabajos de los talleres como los trabajos de las cooperativas; el espacio se comparte sin delimitaciones perimetrales. El laboratorio Textil y el de Corte y confección se abrieron en 1980 en la Escuela del 27 de febrero, cuando éste era todavía “sólo” una escuela de formación profesional para mujeres, y había aproximadamente un número de 80-90 mujeres quienes se formaban y luego trabajaban en ellos. Los talleres de textil y de corte y confección empezaron con un curso de formación de un año llevado a cabo en Argel, después del cual se comenzó la actividad de los laboratorios gracias a algunos telares otorgados en 1980 por el gobierno saharaui, con el ánimo de incentivar la producción y de ayudar la economía local. Además de los telares el gobierno saharaui les encargaba y encarga todavía varios trabajos, pero de manera totalmente gratuita, razón por la cual colaboraba por medio del material para coser y telar. Como lo mencionan unas mujeres de los dos talleres: El gobierno se responsabilizaba para esta producción, la utilizaba en ocasiones gubernamentales, como los congresos y a veces la vendía a otros países, o también la llevaba de muestra para algún coloquio para eseneñar la cultura saharaui. El gobierno no nos paga para esto, porque tiene otra manera de pagarnos, nos da la educación de los hijos, la alimentación, el transporte. El gobierno compraba todo el material que hacía falta para trabajar.
Por lo que atañe al laboratorio de Corte y confección, los trabajos que se hacían y hacen en la actualidad, tanto sobre encargo gubernamental, como particular, son inherentes a varios tipos de vestidos, tradicionales, de trabajo, entre otros. Se hacían varias confecciones: darraas, uniformes militares, uniformes de la guardia civil, batas para médicos, ropa de niños, ropa de los grupos musicales nacionales de las wilayas, uniformes para la escuela, vestidos para mujeres y melhfas, etc. Una labor netamente diferente es la que llevan a cabo muchas de las mujeres que trabajan en el laboratorio de Corte y confección para su Cooperativa del mañana: además que esto hacemos otras cosas como bolsos, bolsos de mano, porta-computadoras, porta-libros.
El laboratorio de Textil realiza de manera particular alfombras y alfombrillas 9 de varias formas entre las cuales se individuaron: Akariat; alfombra grande entre un metro y medio y dos de ancho con la lana gruesa que se deja larga; zarbia, alfombra mediana con la lana gruesa que se deja larga; hanabil normales y hanabil grande; alfombra con lana más fino y corta. Con éstas, comentan las mujeres de los talleres, intentamos rescatar la cultura saharaui haciendo en cada alfombra una jaima, un camello, unas mujeres con vestimenta tradicional, las montañas del Sahara, la flora y la fauna.
La Cooperativa del futuro, conformada por la mayoría de las mujeres que trabajan en el laboratorio de “Textil”, cuenta actualmente con 32 miembros efectivas, más 15 mujeres que se ocupan sólo de los trabajos relacionados con el laboratorio, pero que no son socias de la cooperativa. En las 32 socias se deben incluir también un número de mujeres imprecisado porque se trata de jubiladas, que de cierta cual manera participan todavía en el trabajo de manera informal. El trabajo de la cooperativa, con las palabras de las mujeres entrevistadas, consiste en bolsos y porta-agenda hechos de lana, también porta-ordenadores, porta-libros, al principio las hicimos de tela, ahora las hacemos de lana.
Las mujeres que conforman la Cooperativa del futuro y la Cooperativa del mañana explican de qué manera se realiza su labor:
Esto es como un doble trabajo; trabajamos para el gobierno y para nuestras cooperativas. El trabajo extra de la cooperativa, como el dinero que sacamos de la venta de las libretas, se investe de nuevo en la cooperativa. El trabajo para el gobierno es totalmente gratuito, sólo nos dan la tela y cuando se puede nos compran el material que necesitamos. Lo hacemos para ayudar la causa saharaui, como todos.
El material es escaso para ambas cooperativas; la del mañana utiliza también las telas para hacer las jaimas, mientras la Cooperativa del futuro utiliza para sus trabajos textiles también el hilo de viejos jerséis para tejer:
Para esta producción el gobierno nos ha traído lana, pero no es muy buena; entonces lo que hacemos es tomar jerséis viejos, los lavamos y lo deshacemos y lo utilizamos para tejer (Cooperativa del futuro).
Todo tipo de tejido; todo el que encontramos, hasta el tejido para hacer jaimas, las hacemos y las vendemos; tanto las pequeñas para los extranjeros, como las grandes para los saharaui; siempre y cuando esté el material (Cooperativa del mañana).
Las mujeres entrevistadas de ambas cooperativas lamentan sobre todo la escasez de material para trabajar y si bien la ayuda económica le llega bajo forma de material (telas, hilos, agujas, tijeras, etc.), de maquinarias, reparación de inmuebles, sillas, bancos, desde varios proyectos de cooperación, también se tiene el miedo de que se acabe este mismo material y de que la sostenibilidad para ellas sea más que compleja. No se trata sólo de vender a los extranjeros de pasaje, tanto los que trabajan en los numerosos proyectos en los campamentos, como los de un cierto tipo de turismo definido “ético”, sino de que el trabajo que realizan las cooperativas se incremente a tal punto de llegar a sostenerse para sí mismo. De hecho se están realizando proyectos justo en el sentido de esta sostenibilidad, por medio de cursos de formación sobre dibujo, corte y confección para las mujeres que trabajan en los laboratorios y en las cooperativas, asimismo para obtener una formación específica que tiene el fin de fortalecer en la actualidad un circuito de comercio justo y en el futuro hacia un circuito de comercio justo internacional.
Por medio de estos cursos de dibujo es la mujer quien empieza a poner en juego su fantasía, su capacidad, porque anteriormente era un hombre, un representante del gobierno, dicen las mujeres entrevistadas, que establecía y dibujaba las figuras que se hubieran puestos en las alfombras y alfombrillas. En el laboratorio de “Textil” se dibujaban símbolos de la cultura saharaui constituidos por las jaimas antiguas hechas de pelo de cabra y de camello, diferentes de las de ahora que están hechas de tela; además se dibujaban animales, la mayoría de las veces camellos, flores, figuras geométricas y si el rojo es el color más utilizado el negro aparece a menudo en las orillas de las alfombras y alfombrillas debido a que es la parte que se toca y por lo tanto ensucia más durante el trabajo.
Entre los dibujos más frecuentes que se realizaban en las alfombras y alfombrillas están: Cuadro abierto. Está compuesto por cuatro palos del mismo tamaño, situados en el piso en forma de cuadro, con las extremidades distanciadas entre sí. Cuadro cerrado. Se dibuja de la misma forma que el anterior, pero con las extremidades que se tocan. Ojo del Hayla. Es un pájaro saharaui muy conocido, porque posee un ojo medio cerrado. Pie del cuervo. Es otro pájaro saharaui de los pies negros como el color de su plumaje. Hachia (orilla): Representa un grupo de triángulos equiláteros en forma de escalones.
Se deja por último un tema que se encuentra muy lejos de serlo en la realidad, un tema que impregna, que determina la cultura saharaui y que sólo a los fines de una modelización metodológica y de un lenguaje compartido se inserta y cierra en un sólo párrafo. Como lo hemos dicho detenidamente hasta ahora, la mujer saharaui fue la roca sobre la que se erigió y moldeó la sociedad actual de los campamentos después del violento proceso de la de-colonización española y de la desapropiación territorial marroquí, su organización de debe a ella, antes que todo. El recorrido, la toma de conciencia hacia la autodeterminación de las mujeres saharaui se puede fechar en la Revolución de los años 70, por parte del movimiento de resistencia saharaui contra la ocupación española, y más tarde con la conformación del Frente Polisario en 1973, que además que luchar para la liberación y la independencia del pueblo saharaui, abrió un nicho para que la mujer participara activamente a aquella guerra armada como era en su poder hacer. Ella trabajaba sobre todo organizándose en células clandestinas, a menudo a escondida de las mismas familias, para participar activamente de la revolución; por medio de las palabras de dos mujeres que vivieron en primera persona la lucha para la causa:
También la lucha de la mujer saharaui se ha manifestado en muchas cosas, pero lo más importante fue su trabajo en la clandestinidad. Siendo una mujer ama de casa, esposa, madre, pudo luchar de forma clandestina y luchar para la revolución en la formación de células políticas para hacer reuniones, preparar pancartas, hacer manifestaciones, en contra del colonialismo. Realmente era muy difícil para el hombre estar en asuntos como estos, era más fácil para la mujer. Un hombre se nota más como clandestino y se puede descubrir, pero la mujer pudo encubrir este rol de clandestina sin ser descubierta. La mujer era clandestina con toda la discreción posible, porque le ocultaba a la familia de hacer parte de esta célula de resistencia para el Frente. Lo de su participación lo tuvo escondido para no tener repercusiones sociales en su familia o porque el marido le prohibía decirlo por miedo de las repercusiones. En un determinado periodo había que ocultar la clandestinidad también al marido, sobre todo para no tener problemas sociales y familiares. Cuando se constituyó el Frente Polisario las mujeres admitieron de haber sido parte de éstas células. Este trabajo clandestino era propio de todas las mujeres saharaui que se en aquel entonces se encontraban en los límites con el Sahara, en Mauritania, en el sur de Marrueco, pero también las que estaban en Europa; todas se ayudaron para sostener la causa. Este trabajo clandestino hizo que interviniesen las Naciones Unidas y otras organizaciones de mayor peso y desde aquí se anunció la formación del Frente Polisario al mundo. En el tiempo del colonialismo las clandestinas reunían todo lo que se podía reunir Para dárselo a los guerrilleros; todos se reunían de forma clandestina. Algunas veces lo que se había recaudado se lo daban a otra comisión para que le llegara a los guerrilleros. Esto que cuento no es una exageración yo vivía en Mauritania y era real.
Se constituían células para organizarse, se organizaban para los imprevistos, recolectaban ayudas de cualquier tipo (...): comida, ropa, cubiertas, mantas, todo lo que se necesitaba. Los recaudaban las mujeres y se los enviaban a la casa del Frente Polisario en Mauritania. Hay personas, comisiones, encargadas por cada género de cosas y había otras comisiones que les llevaban directamente las cosas a los hombres. La mujer entró en la política con la revolución, con el Frente Polisario, porque antes de ello no había un movimiento de partidos políticos, por esto la mujer ha encontrado la posibilidad con el Polisario de entrar en la política; a veces las mujeres representan grupos políticos y el marido o los padres no quieren o no lo saben, por esto tenían la obligación de trabajar y de sensibilizar a su familia con respecto de la política.
Para no perder el hilo de la contextualización histórica, cabe recordar que el proceso de descolonización solicitado por el ONU y el retiro de las tropas españolas del Sahara Occidental advino tras un acuerdo entre España, Marrueco y Mauritania el 14 de Noviembre de 1975. Esta “triple alianza” consistía en la repartición del Sahara Occidental entre Marrueco y Mauritania y en el poder de explotación económica de España sobre el territorio que estaba dejando. En este ámbito Marrueco violó todos los derechos humanos que posibilitan las guerras armadas y los saharaui que lograron escapar de aquella matanza cuyo fin era la apropiación del Sahara Occidental, se refugiaron-exiliaron en Argelia, país que había sostenido la autodeterminación del pueblo saharaui.
Hemos luchado 3 años contra los españoles y cuando hemos logrado que se fueran de nuestra tierra, ellos, con el acuerdo tripartito de Madrid se dividieron nuestra tierra con la Mauritania y el Marrueco. El acuerdo tripartito de Madrid significa que había gente que luchaba para obtener su territorio y España en lugar que aceptar de perder la guerra, lo cambió con el acuerdo y este es el invasor que nos ha obligado aquí en los campamientos de refugiados. No hemos venido aquí con facilidad, hemos sufrido mucho, algo que no se puede ni contar ni olvidar. Nuestro pueblo ha salido a pié desde sus casas bajo el napalm y el invasor que viene arrastrándose desde el sur y desde el norte; hemos venido aquí sin nada, huyendo nada más para poder sobrevivir. (...) La gente llegaba bajo los bombardeos del napalm. Hay quien se salvó, hay quien murió, hay quien está deformado, con los artos amputados. Hemos llegado a esta tierra, (que dios les pague a Argelia con todo el oro del mundo) el verdadero desierto sin nada, sin agua, pero es un lugar seguro en donde la gente puede quedarse tranquila sin ningún miedo.
Es desde aquí, desde el desierto del Hammada argelino, que se forman de a poco los campamentos de refugiados y que en 1976 se concluye definitivamente el éxodo de los saharaui y forma la RASD (República Árabe Democrática Saharaui) organización que representa la resistencia del pueblo frente a la ilegítima ocupación de Marrueco y Mauritania. Asimismo es desde aquí, con la invasión marroquina, que la mujer demuestra sus capacidades y habilidades luchando para la supervivencia de su pueblo en todo sentido y desde hija-madre-esposa logró personificar todos los papeles que requería la nueva sociedad saharaui. En relación con los acontecimientos de la guerra y del exilio, la mujer se volvió pronto una figura esencial para la unión con todo el pueblo y con los sostenedores de la causa saharaui. No obstante la analfabetización en la que la ha obligada la colonización española para obstaculizar el desarrollo y el progreso social a toda cuesta, se logró organizar, e independiente de las clases sociales empezó la re-organización de la sociedad saharaui ya totalmente fragmentada y la edificación estructural de los campamentos; como lo destacan unas mujeres saharaui:
La mujer se ha puesto frente a la realidad para poder trabajar, se afiló las garras y se preparó para todo, porque los hombres se habían ido y la mujer se quedó sola haciendo todo lo que se debía dentro de una sociedad sin enfermeras, médicos, secretarias, sin ningún tipo de formación, eran totalmente analfabetas y han organizado las dairas. Las pocas mujeres que sabían leer y escribir han empezado a dar clases de alfabetización para empezar con algo, desde lo más sencillo hasta lo más completo.
La mayoría era analfabeta, no tenían profesiones, no sabían nada del mundo exterior, porque España tenía las puertas cerradas, tenía solo una escuela pequeña “sección femenina” en el Aaiun. Pocas mujeres estudiaron ahí. Dentro del Frente Polisario se empezó con las campañas de alfabetización para las mujeres y después de un año se fundó la UNMS, que empezó como una organización de Polisario, como un mecanismo para la liberación.
Es esencial el rol de la mujer porque los hombres estaban en el campo de batalla, por esto las mujeres sobrepasaron los límites. Las mujeres curaban los heridos, daban clase de Coran y somos el único país en donde la mujer ha tenido la posibilidad de dar clases de religión (...). Desde el 75-76 antes de la proclamación de la República Saharaui, la Unión Nacional de Mujeres era la que estaba totalmente en los campamentos de refugiados; se ocupaba de la administración nacional, de la repartición de ropa y alimentos, de la cura de los enfermos, de la educación y después la construcción de los hospitales, de las escuelas, instituidos con la RASD el 27 de febrero 1976. El país se empezó a engrandecer y las mujeres se enfrentaron a un desafío muy grande debido a la fuerte experiencia que estaban viviendo, la liberación de la lucha armada para el Sahara. Todo lo regían las mujeres porque los hombres estaban en la guerra.
A partir de este empeño y solidaridad para la causa común, se empezaron a sembrar las primeras semillas de reflexión crítica, de coscientizaciòn de su rol dentro de la revolución, para que aquella misma causa fuese además que para su pueblo, también para ellas, las mujeres. Fue dentro de este complejo proceso de empoderamiento que la mujer saharaui se construyó su lugar dentro del Frente Polisario, por medio de la constitución de la Unión Nacional de Mujeres Saharaui (U.N.M.S.) en 1974; organización que no sólo tenía (y tiene) en fin de luchar para la independencia del pueblo, sino que la lucha está basada también y sobre todo en el derecho hacia la emancipación, la liberalización y la politización femenina saharaui y en garantizar en el sentido más general los derechos sociales y civiles de la mujer, en el respeto de su contexto sociocultural. La jefatura femenina y el consecuente rol social y político adquirido por la mujer saharaui es un caso relativamente anómalo en la historia del Islam y uso en discusión los roles tradicionales de género y en efecto se verificó debido a que en los campamentos se encontraban casi solamente las mujeres, mientras los hombres, todos los hombres, estaban en el ejército combatiendo para la liberación de su territorio; dos mujeres entrevistadas en propósito dicen:
Durante la guerra eran todas mujeres en los campamientos porque los hombres estaban a la guerra; las mujeres se ocupaban de todo, de la organización de las wilayas, de los hospitales, de las familias y de los hijos (...).
Después del acuerdo tripartito entre España Marrueco y Mauritania que nos hizo venir aquí para buscar un lugar más seguro, la mujer tuvo una gran responsabilidad político-social porque con los hombres a la guerra eran las encargadas del pueblo: eran las maestras, distribuían la comida, se ocupaban de la guardería, de la política para sensibilizar a la gente de la revolución, de la educación de los niños. Todo en condiciones muy difíciles en donde no había nada, las peores.
Se trata de una ausencia que socialmente ha obligado la re-significación de un rol femenino que la cultura saharaui non concebía, no tenía, en sus códigos de significación; de hecho fue un estatus momentáneo y sobre todo subitáneo, urgente, que no dejó espacio y tiempo para un recorrido gradual hacia una coscientizaciòn femenina. No obstante, sus efectos han otorgado una nueva conciencia en la mujer por lo que a sus derechos civiles y políticos atañe. El papel que tuvo que encubrir la mujer, a pesar de ella, durante la revolución se restituyó parcialmente a los hombres que volvieron de la guerra para retomar su lugar dentro de la sociedad, más bien, para que ellos empezaran por primera vez a ser parte integrante de ella.
Ahora la mujer tiene más dificultades que antes. Cuando empezó el paro de la guerra, antes no habían hombres, los hombres regresaron a los campamentos. Se les obligaron a los hombres para que se tomaran sus responsabilidades y entonces ellos tomaron su lugar en la política, mientras que antes todos los roles eran cubiertos por las mujeres. Ahora necesitan hacer un esfuerzo más para mediar con los hombres, ya no están más solas; hora se tienen que esforzar dos veces más.
Como destaca esta mujer entrevistada, se trata de una restitución difícil, de una negociación de los espacios sociales (todos) que durante la revolución eran todos encubiertos por las mujeres y que al volver los hombres se tuvieron que compartir; si bien por otro lado, se pidió explícitamente a la masculinidad saharaui que retomara y reafirmara sus espacios sociales, en fin su lugar sociocultural. Como ella misma lo dice, se obligaron a los hombres a retomar su lugar, sobre todo en la política y es justamente en este campo que la mujer retrocedió y que devolvió los roles tomados en préstamo. La fuerza de esta fase liminal, de pasaje de poder, se intuye en una frase de una mujer entrevistada en propósito: No habían hombres, este es el secreto político de la mujer saharaui.
El sentido de responsabilidad moral y civil que acompañó el proceso de emancipación femenina saharaui no cesó definitivamente con la reunificación de género en la sociedad, además intentó dejar su enseñanza a las nuevas generaciones quien, si bien de diferentes formas debido al momento histórico, recogieron y asumieron esta herencia toda femenina. Por medio de la voz de una mujer entrevistada se enfatiza lo dicho:
Cada generación tiene condiciones de trabajo y de lucha política, tienen su voluntad y sus desafíos. En mi generación habían elementos políticos nacionales que nos obligaron y el que no era revolucionario no valía nada. La moda era ser revolucionario y responsabilizarte y volverte revolucionario. Todos estos cambios que están ahora, la globalización y más afectó a las jóvenes saharaui que emigran en todos lados, nosotros estábamos encerradas. Mi hija está en España, pero está conciente, o lo será por fuerza, que deberá volver aquí a trabajar en los campamentos. Hay quien ve que su hijo emigró y prefiere que salga y se quede fuera; eso no significa que la juventud sea meno empeñada políticamente, no se puede obligar a las hijas que tenga la misma valentía que hemos tenido nosotras. Todos trabajamos por la libración del Sahara, pero cambiaron los presupuestos y ya no se hace la lucha armada.
En la actualidad el recorrido de la continuidad hacia la autonomía y autodeterminación femenina es llevado adelante por muchas mujeres saharaui empeñadas en este proceso de sensibilización y cambio, dirigido hacia la igualdad de género. Sin embargo ellas mismas lamentan profundamente la ausencia de apoyo concreto tanto por el Frente Polisario, como por muchas otras jóvenes y adultas, para que la mujer vuelva a cubrir un lugar adecuado en la política saharaui, como representante del pueblo y de su género.
oy el gobierno saharaui cuenta con tres ministras, una de la educación y una de la cultura; destacan las entrevistadas, que durante las elecciones son las mismas mujeres quienes votan por los hombres y que tres ministras son muy poco representativas, sobre todo poco influyentes en las decisiones gubernamentales. Unas entrevistadas sobre el rol político de la mujer en la actualidad mencionaron que:
Actualmente están dos mujeres en el Secretariado Nacional del Frente Polisario y tres mujeres en el Gobierno Saharaui. Pueden tomar decisiones, de todas formas constituyen una minoría. Las veces que han propuesto algunas leyes, éstas no fueron aprobadas a causa de los votos contrarios.
La mujer tiene un rol muy importante en la política social saharaui, tanto a bajo como a nivel superior (en el parlamento de la daira – consejos de la wilaya).
La mujer tiene un grandísimo papel, pero le falta el reconocimiento político por parte del Frente Polisario que a su vez está influenciado por la sociedad. La influencia que la sociedad tiene se nota durante las elecciones, ya que las mujeres no votan a otras mujeres, sino que votan para los hombres.
En todo esto la mujer saharaui ha sido la salvación de este pueblo, de la cultura saharaui, pero le falta apoyo, le falta que la sociedad (compuesta tanto por hombres como por mujeres) crea en la mujer y la apoye también a nivel gubernamental.
En este congreso del Polisario hicimos conferencias en las dairas y en las provincias; sensibilizamos a la gente para que apoyaran más a las mujeres, para que éstas tuvieran más poder político. No podemos decir que el Polisario estuvo contra de nuestra campaña de sensibilización y de que queríamos (y queremos) obtener que las mujeres tengan un rol activo en la política saharaui; pero tampoco podemos afirmar que nos apoyó. La del Polisario fue una forma cobarde de no apoyarnos.
Hay quien se siente más o menos apoyada por el gobierno, por el Frente Polisario y e propósito se destaca que:
El Polisario este año tuvo en una iniciativa histórica: en las listas de la candidatura del parlamento de la wilaya deben haber por lo menos dos mujeres para cada wilaya y 4 obligatorias en la federación del Frente Polisario; antes era sólo una mujer.
Incluso cuando el presidente dijo que las mujeres tienen que estar en el secretariado general del Frente el pueblo no estuvo muy de acuerdo.
La denuncia de la abstención de una postura de voto de las mujeres para las mujeres es común a todas las entrevistadas, quienes identifican esta falta de confianza en su género y el machismo femenino como uno de los obstáculos más grandes hacia el proceso de empoderamiento, entendido como un recorrido para adquirir el control sobre ellas, siempre en el respeto del rol de la mujer en la cultura islámica.
Lo que pasa es que durante las elecciones, no sólo la sociedad masculina, sino la femenina apoya a estos hombres en lugar que apoyar a las mujeres que han trabajado tanto para un determinado proyecto, como puede ser un hospital.
De esto no se puede culpar la cultura islámica, sino el machismo de los hombres pero también de las mujeres que son machistas más de los hombres.
Es un problema de conciencia, debemos votar para la mujer, no tanto para un hombre; nos falta la confianza en nosotras mismas. En el último congreso el mismo presidente dijo que hay que votar para las mujeres, pero la falta de cultura no lo permitió. Faltan campañas, reuniones, para informar a las mujeres y darles confianza porque la mayoría de las mujeres son ignorantes. Siempre tenemos problemas a la hora de votar.
La mujer se siente muy cómoda, bien, tiene toda su libertad. El gobierno saharaui nos ha abierto todas las puertas y nos empujó para adelante.
Pero todavía la mujer no está lista para desempeñar el papel que le corresponde en la política porque no tiene la conciencia para llevarlo; es el problema de la mujer en sí misma, es un problema de coscientizaciòn. Es nuestra responsabilidad como mujeres, no es culpa del gobierno.
Con respecto de los cargos que lleva ahora la mujer, estamos concientes de que cualquier cargo político ocupe uno es porque ha sido capaz, no importa de que si es mujer u hombre; cuando se toma un cargo es porque uno se lo ha ganado con su trabajo.
Para nosotros tenemos un numero muy bajo en la participación de la mujer en la política, pero no queremos lo tomen mujeres porque son mujeres, sino que lo obtengan por su capacidad y no por ser mujer.
Tenemos que ser realistas las mujeres tenemos nuestros puntos débiles: todavía nos falta algo, como tomar conciencia que hay que votar para nuestras hermanas las mujeres, en vez de votar por los hombres, sin embargo damos nuestros votos a los hombres. Esto se considera como un punto débil en nuestra sociedad, todo lo que hizo hasta ahora la mujer: ella es la que pare, la que educa la familia. La mujer no quiere tomarse otra responsabilidad, cree que se cansa más, en lugar tiene que entender que tiene más posibilidades y ventajas, incluso puede girar el mundo, pero la mujer cree que tener otra responsabilidad es cansarse más. Deberíamos de hacer las campañas de coscientizaciòn, de hecho las hacemos y las seguiremos llevando.
Como mencionado anteriormente, el recorrido feminista que realizó la mujer saharaui durante la revolución probablemente dejó poco margen para las interiorizaciones de la emancipación que estuvo viviendo. Se trataba de una emancipación ligada a la urgencia de la guerra, frente de la disgregación y de la fragmentación social, porque el objetivo último y común no era luchar para los derechos civiles y morales de la mujer, sino la lucha para la causa, para la independencia del pueblo saharaui. Claro que fue esta misma urgencia, esta misma revolución que permitió que la mujer se cuestionara sobre su condición, llevando hasta hoy sus reivindicaciones sociales, culturales y políticas sobre la base de la libertad que tenía en pasado; pero se puede decir que esta conciencia en la actualidad parece matizada por dos factores: uno se puede individuar en la conciencia de la identidad de género que tienen las mujeres adultas diferente de las jóvenes, otro factor consiste en el tipo de postura que por lo que concierne a la autonomía y a la autodeterminación adoptaron las mujeres adultas, las que hoy por hoy siguen activamente con su lucha desde y para la mujer, para que disminuya la desigualdad de género, para que la mujer tenga más formación escolar y profesional, para destacar ulteriormente en la pública administración y en la política, para prepararse de manera adecuada para el futuro en el trabajo y en la familia, en fin para que la mujer sea más conciente del rol que tiene en la sociedad y en la cultura saharaui.
Al fin de entender la construcción que hacen las mujeres saharaui con respecto del género femenino, de su género, ocurre hacer un esfuerzo de traducción-interpretación de los códigos socioculturales utilizados, construidos, por ellas al referirse al proceso de empoderamiento; el mismo que difícilmente podría entender una mirada ajena al contexto, que al contrario ha vivido el largo proceso histórico a través del cual se han afirmado, no sin conflictos y contradicciones, los movimientos feministas, un contexto no islámico, ciudadano, occidental para entendernos.
Con base en las iniciativas para impulsar actividades de empoderamiento colectivo, sobre todo político, que las mujeres saharaui llevan a cabo en la cotidianidad, se hicieron unas entrevistas sobre los objetivos de esta lucha, entre los cuales está el de otorgar a la mujer una mayor visibilidad política e institucional, junta con un mayor poder de decisión en el ámbito gubernamental. Muchas y de vario tipo fueron las respuestas en propósito, pero algunos puntos son comunes a todas las entrevistadas; el primero, aunque no siempre explicito, es que antes de la causa para la mujer se ubica la causa saharaui, la reapropiación de su territorio, esto viene antes que todo, antes de ellas. El segundo punto común es que si los hombres tuvieran la sensibilidad necesaria para ocuparse de cuestiones que interesan específicamente a las mujeres, entonces las mujeres mismas no sentirían la necesidad de reclamar cierto poder de manera tan incisiva; pero ya que los hombres no son representativos de toda la sociedad, es necesario que las mujeres encubran papeles más adecuados desde el punto de vista gubernamental. Dicho con las palabras de las actrices sociales y por medio de los refranes que caracterizan a menudo el lenguaje cotidiano:
La mayoría de las veces en el poder se encuentran hombres; si los hombres trajeran todo lo que su pueblo necesita, la mujer no debería reclamar el poder, esto es el secreto del la lucha femenina: “mejor te rasques tu que alguien”.
Los hombres a veces son buenos en sus cargos y otras no. A veces no aprueban las necesidades de la sociedad a veces porque desconocen las necesidades.
Las mujeres sienten muchas cosas que los hombres no sienten. En la sanidad no hay mujer en el ministerio de la salud y los hombres sobrepasan muchas cuestiones de la mujer porque no lo saben. Se ocupan más de urología, odontología y más, pero nunca piensan en una comisión de ginecología. A lo mejor un hombre tiene pena de hablar de ginecología debido a su cultura, él no tiene infecciones vaginales, cáncer de matriz, de mama, no pare, de hecho con la ayuda de organizaciones no gubernamentales europeas, logramos mejorar un poco.
No habrían diferencias políticas entre un hombre y una mujer a lo mejor, pero probablemente las mujeres lo harían mejor. Nosotros lo único que queremos, nuestro objetivo principal, es retomarnos nuestra tierra.
Si aumentaran las mujeres en el parlamento tendríamos un peso en favor de la mujer saharaui.
Hay un programa nacional, somos un movimiento de liberación, tenemos nuestro programa y está establecido en el congreso y esto es tanto para la mujer como para el hombre. Nuestro objetivo es para que respeten más los derechos de la mujer, pero el objetivo común es la liberación.
También hubo unas respuestas que indicaron una toma de conciencia más neta por lo que respecta al rol que la mujer debería encubrir en la política, pero sobre todo respecto de la posibilidad de ser insertadas en un proceso de toma de decisiones del que están parcialmente excluidas:
Una mujer aporta más que el hombre según los estudios que ha hecho, los trabajos que se llevan a cabo en la dirección, la mujer puede aportar más. La mujer aguanta más; para mi hay muchas mujeres que son más capaces cuando tienen responsabilidades en la sociedad; más que los hombres.
Las mujeres lo harían mejor, lo harían con el corazón, con más solidaridad, necedad. Un ministerio llevado por una mujer sería sin duda mejor, menos corrupto, llevado con mayor sentimiento. Las mujeres no harían una política de la fuerza, como hacen los hombres, sino que harían una política desde la inteligencia, desde el acercamiento a la educación, a la sanidad.
La política la practican igualmente tanto las mujeres como los hombres, pero una mujer te puede entender mejor, te escucha más, está más conciente de los problemas de la mujer misma. Esperemos que las ministras tengan los mismos pensamientos de una mujer cualquiera, que no se les olvide de lo que necesita una mujer, principalmente.
No estamos en contradicción con los hombres, nada por el estilo. Pero creemos que si la mujer tuviera el cargo político que le corresponde, nos representaría más, habría más democracia en el poder. Principalmente en los países árabes tener una igualdad en el poder significa que se respetaría más a la mujer. Aquí los hombres tienen más libertad, pero también tienen más responsabilidad política. Nosotras tenemos también la casa, los hijos, su educación, el trabajo, nos ocupamos de las visitas, no tenemos tiempo libre. Dentro de estos países árabes estamos nosotros y los hombres tienen más libertad y si la mujer dobla sus esfuerzos, sabemos que esto no es fácil, pero a lo mejor en el futuro podríamos cambiarlo.
Como se mencionó anteriormente, el esfuerzo necesario para analizar la situación de la mujer saharaui en la actualidad se debe dirigir antes que todo hacia el entendimiento de su contexto sociocultural en su devenir histórico, en contacto con fuerzas políticas, económicas y sociales externas que se renuevan, que cambian y que se ponen en discusión de vez en vez; por lo tanto es necesaria una lectura de los códigos culturales que se inscriben en este contexto dinámico y que sólo en ello toman sentido. Es claro que conceptos como el de empoderamiento de género femenino y de lucha para adquirir los mismos derechos que un hombre a nivel social y político, evidentemente no tienen un significado unilateral, universal, por así decirlo.
Como lo destacan las mujeres saharaui el camino hacia la autodeterminación no es nada fácil, pero se está trabajando por ello, no obstante las miles contradicciones y conflictos que un observador ajeno al contexto pueda notar.
nota 9: La alfombra es de lana chata, cortada, mientras que la alfombrilla tienen el lado exterior más blando porque la lana se corta diferente y se deja larga. La alfombrilla requiere mucha más lana y más trabajo que la alfombra.