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En la actualidad la mujer saharaui utiliza varios productos para embellecerse; el maquillaje, la henna, los perfumes, pero la mayor parte de la atención femenina está dedicada al cuidado de su piel. Las mascarillas para hidratar, pero sobre todo para aclarar, para blanquear la piel constituyen uno de los signos que es necesario interpretar para entender la concepción de la belleza femenina que tienen las mujeres saharaui. El ideal estético en el que se basa la cultura saharaui pone en evidencia la gran cantidad de ungüentos y pastillas que utilizan para alcanzar tal ideal:
En la actualidad la mujer saharaui utiliza varios productos para embellecerse; el maquillaje, la henna, los perfumes, pero la mayor parte de la atención femenina está dedicada al cuidado de su piel. Las mascarillas para hidratar, pero sobre todo para aclarar, para blanquear la piel constituyen uno de los signos que es necesario interpretar para entender la concepción de la belleza femenina que tienen las mujeres saharaui. El ideal estético en el que se basa la cultura saharaui pone en evidencia la gran cantidad de ungüentos y pastillas que utilizan para alcanzar tal ideal:
La mujer saharaui debería tener el rostro redondo y blanco sin manchas, la nariz chiquita, los ojos grandes pintados de negro o café-miel, los labios negros y las encías obscuras, los dientes blancos el cuello largo, el cabello lacio y largo, el tamaño del pecho mediano, las uñas finas, las manos pequeñas, sencillas, los hombros rellenos, la cintura chiquita, la cadera grande, las piernas gordas, no debe tener tobillo fino, tiene que ser todo parejo desde la pantorrilla hasta el talón, además debe tener el pie pequeño (...). Es complejo encontrar todos estos aspectos en una mujer, nadie es perfecto sino Dios.
Para acercarse a este ideal de belleza renacimental materna, alentadora con su blanca gordura y blandura, la mujer saharaui ha encontrado algunos de los que ha identificado como remedios, como por ejemplo utilizar cremas blanqueadoras e intentar engordar por medio de cremas y pastillas de dudosa proveniencia y de atestada peligrosidad.
Se individuaron unos tratamientos de corticosteróides precisamente de la dexametazona® y unas pastillas que de costumbre se utilizan para engordar el ganado, pero no se logró identificar el principio específico del medicinal. A las mujeres que utilizan este tipo de tratamiento se les nota, debido al subitáneo y deforme hinchazón del rostro y del cuello. Actualmente el utilizo de tales remedios ha disminuido levemente gracias a las campañas de sensibilización por parte de los médicos, asimismo debido a las graves consecuencias de salud que ya tuvieron muchas mujeres, consumidoras del tratamiento. Una mujer entrevistada cuenta que: uno de los aspectos fundamentales aquí es que la mujer sea un poco gorda y toman pastillas para engordarse. Pero estas pastillas no son saludables porque se utilizan para los animales, se utilizan para las vacas. Es un tratamiento para engordar el ganado y empezaron a utilizarlo sin saber las consecuencias que les podría traer, la mujer siempre sale deforme porque este medicamento engorda el cuello, los hombros, el pecho, la cara y la barriga; dicen “a forma de ganado”, al engordar la cara y te das cuenta porque tienen la cara desformada.
Un curandero entrevistado en su tienda de herbolaria destacó que las sustancias asumidas por las mujeres para engordar se llaman drgh que no se adquieren en una farmacia, sino en los mercados: Muchas mujeres incluso vienen aquí hinchadas, con los ojos hundidos y yo les doy algo para desincharse. Es un tratamiento de dátiles con otras plantas medicinales. Incluso yo mismo preparo un tratamiento para engordar, pero natural.
Otro remedio para natural engordar es el llamado lbluh y consiste en comer cous cous seco con agua o leche todos los días y en cantidades excesivas con respecto de una normal porción.
A parte de los tratamientos invasores y altamente peligrosos se encuentran otros que son inocuos como el maquillaje y algunos más que son inocuos relativamente, como las mascarillas para blanquear la piel.
  No obstante la melhfa deja descubierto todo el rostro, los ojos constituyen un atractivo notable en el concepto de belleza saharaui. Éstos se maquillan a menudo con una piedra negra llamada al-quihla, a la que se atribuyen funciones terapéuticas para la vista. El quihla se aplica también en los labios dejándolos ligeramente negros, pero nunca demasiado; se trata de un maquillaje muy suave ya que las mujeres saharaui se maquillan poco. Otra piedra de color rojizo se utiliza como sombra y también se le atribuyen propiedades oftálmicas terapéuticas. Actualmente estas piedras son más utilizada por las mujeres mayores, mientras las más jóvenes utilizan los cosméticos industriales, los que llaman “químicos”.
La mayoría de los productos para el maquillaje se encuentran en las tiendas y son de importación, casi siempre se trata de productos que llegan de Mauritania, pero también de las casas internacionales de cosmética más conocidas; el único riesgo que se corre es que sean productos vencidos. Asimismo se registra un notable utilizo de productos herbolarios, adquiridos en tiendas específicas o preparados por ellas mismas.
El maquillaje sobrio hoy es aceptado socialmente y la mujer puede utilizarlo en la cotidianidad, mientras en pasado la belleza efímera del maquillaje era relegada al área doméstica, a uso exclusivo del marido quien era el único quien podía admirar aquel mimo que la mujer no se podía permitir de llevar públicamente, y que se posibilitaba sólo en la esfera privada. Esto es: En el pasado la mujer se maquillaba solo para el esposo, es decir que el maquillaje se lleva sólo en la casa para su esposo, ningún otro hombre la puede ver; si sale, se lo tiene que quitar. Además la joven en pasado se empezaba a maquillar muy temprano para su marido, en efecto desde que se casaba.
Actualmente las jóvenes se empiezan a maquillar desde la adolescencia, cuando también se ponen por primera vez la melhfa y la única interdicción es inherente a la acción de maquillarse, frente a una mujer más grande que ella y menos que nunca frente a un hombre; como si al no ver la acción ésta no se realizara. También el tinte de henna se puede considerar un tipo maquillaje y por definición es un símbolo de belleza en la cultura saharaui. En la actualidad se utiliza durante las festividades, sobre todo en la boda, y se aplica en las manos y en los pies.
Las mascarillas par el cuidado de la piel, para las arrugas, pero sobre todo para blanquear, como se mencionó anteriormente, son el verdadero fulcro de la cosmética natural de la mujer saharaui. Muy elaboradas, las mezclas de verduras, plantas, henna y grasa animal constituyen los tratamientos cotidianos que a menudo llevan las mujeres durante días; es muy frecuente ser recibidos en las jaimas por mujeres saharaui con el rostro de un color azul, gris, o con un espeso estrato de crema que deja descubiertos sólo los ojos y la boca.
En el pasado las mujeres utilizaban una crema casera compuesta por la grasa de las cabras, el azafrán, el huevo, la leche en polvo. Todo debía ser dejado por breve tiempo para que no tiña ulteriormente la piel; este tratamiento se utilizaba para quitar el bronceado y para las manchas del sol. También se utilizaba una mezcla a base de harina de trigo molido y leche en el rostro y en los brazos para atenuar las arrugas.
Ahora la cantidad de mascarillas se ha netamente multiplicado; se alternan los mismos ingredientes para crear un sin-número de tratamientos. Para quitar las arrugas los tratamientos más utilizados para las mujeres de todas las edades son los siguientes:
Para suavizar la piel del cuerpo y el pelo, pero también para las arrugas.
Dentro de la cultura saharaui los inciensos perfumados, el bajur, son muy difundidos y se utilizan cotidianamente para perfumar la jaima, la casa, para impregnarse con el humo denso y aromático del incienso quemado en el brasero con el carbón y por medio del mirachat, un utensilio de metal. Se acostumbra que durante algunos minutos las mujeres pongan arriba del humo perfumado algunos trozos de la melhfa u de otros pañuelos que traen puestos, para que el aroma penetre en las fibras de los tejidos y ahí se detenga; lo mismo hacen los hombres con el turbante. El bajur esta compuesto por un grupo de plantas aromáticas como el tidikt, umukuairisa (ergueta), ud legmary, ud ned, daru, tasirguimit, tara, las mismas que se muelen, se pasan por un tamiz y luego se salpican con mucho perfume. Algunas se compran ya preparadas, mientras otras las preparan las mujeres. Además del bajur se utilizan una variedad inmensa de aguas de colonia y desodorantes spray para perfumar generosamente a los huéspedes que llegan de visita a la jaima.
En pasado para que el perfume permaneciera en toda su fragancia durante tiempo, la mujer acostumbraba preparar unas bolsitas de nila en las cuales envolvía unas cuantas plantas aromáticas: tara, tidikt, umukuairisa, aambar, garanful, éstas se molían y esparcían con gotas de perfume; luego las bolsitas perfumadas se aplicaban en los nudos de la melhfa, los jilitha.
Tanto en el pasado del bedía como en la actualidad de los campamentos la mujer saharaui lleva adornos de vario tipo, calidad y material. La diferencia sustancial entre los que se utilizaban y los que se llevan ahora reside en los metales que se tienen actualmente a disposición en los campamentos, pero también de los que se logran importar sobre todo desde Mauritania, pero también de otros contextos.
La mujer saharaui de todas las edades disponía de una vasta cantidad de diferentes piedras, perlas coloradas y conchas que llevaba como collares, aretes o pulseras. Una taxonomía de las mismas nos puede ayudar a entender cuántas y cuáles se utilizaban:
Los collares pueden incluir todas las piedras mencionadas, pero debían siempre incluir tres grande piezas, colgantes, de plata cuadradas llamadas bagdad, de las que toma el nombre este tipo de collar. Parecido al bagdad pero más largo ya que llega hasta el pecho, es el collar llamado hmail que tiene los colgantes de plata mucho más grandes. Las pulseras y los anillos estaban hechos de plata sobre todo, pero también de sango, de perlas y de kus. Muy común era el jeljal, un precioso adorno de plata rígida y parcialmente lisia con al centro una forma cuadrada que lleva un grabado; es de forma semi-esférica y no se cierra y al final de las extremidades en las cuales están dos bolitas también de plata. Esta joya, muy pesada debido a la plata, se llevaba en el tobillo y existen diversos tipos de ella con base en el tipo de grabado que se llama dag; el dag erquif y el dag ludaa.
En la actualidad las mujeres ya no utilizan a menudo las piedras y las perlas llevadas por las generaciones de las mujeres beduinas, porque muchas de tale piedras se ponen en el trenzado, el mismo que se realiza sólo en determinadas ocasiones, como algunas celebraciones para las festividades y las bodas. Cabe mencionar que la noche de la boda la mujer puede llevar un grupo de perlas que toman el nombre de fechit legran.
Ahora, como bien lo ejemplifica una joven saharaui las mujeres llevan varios tipos de joyas y bisuterías: Ahora lo que se ponen las mujeres son cualquier tipo de joyas mojadas en oro y en plata que no tienen mucho valor, pero igual pueden utilizar tanto las piedras del pasado, también rosarios de piedras preciosas y todo lo que está de moda según la calidad y el precio.
En torno al oro existe un tabú muy arraigado: no lo pueden llevar todas las mujeres que pertenecen a las tribus descendientes de Sidahamed Erguibat; llevarlo puesto podría tener consecuencias nefastas para toda la familia.
Si se tuviera que elegir un elemento representativo de la identidad femenina saharaui no cabe duda de que se optaría para el vestuario tradicional: la melhfa. Las mujeres saharaui se reconocen en ella y la textualizan como un rasgo relevante de distinción entre ellas y las otras mujeres del mundo árabe.
Desde cuando nacían, las niñas de las familias beduinas se vestían con el traje tradicional, el darraa, compuesto por una tela de color negro cocida en las extremidades inferiores con un bordado en el cuello, o mejor en el hueco de abertura para la cabeza. Actualmente la darraa la llevan sólo algunos hombres ancianos, o los jóvenes con ocasión de alguna celebración tradicional.
Desde la pubertad-adolescencia la joven empezaba y empieza actualmente a ponerse la melhfa, ocultando su cuerpo y su cabello bajo una larga y ancha tela que establece un nuevo perímetro de sus formas, escondiendo las suyas como el Islam quiere y requiere; éste será el traje que llevará puesto a partir de ahora para toda su vida de adulta. La melhfa actualmente está disponible en numerosos tejidos, de diferente calidad, pero su medida es estándar: 10 metros de largo y aproximadamente 2 metros de ancho, varía de algún centímetro dependiendo de la altura de una mujer. Tanto antiguamente como en la actualidad la unidad de medida de la melhfa son los codos. Se toma la medida desde el codo hasta el pulso para dos veces y a los hombres quienes miden correctamente el tejido se les dice que tienen “el codo de la razón”.
Los tejidos de las melhfas llegan a los campamentos desde muchos contextos, cercanos y no, por esta razón antes era el hombre quien compraba las melhfas para su esposa al contrario hoy en día se pueden encontrar aquí en los campamentos en las tiendas de los mercados de cada wilaya. Como lo evidencia una mujer saharaui: De costumbre se compraba la tela en Mauritania porque aquí no producíamos nada. Ahora los comerciantes compran los tejidos en Mauritania y lo venden aquí; así que nosotros compramos aquí la tela para hacer las melhfa. Estas telas vienen de Mauritania, Níger, Senegal, India, Emiratos Árabes Unidos, Marrueco, Francia, Mali y más (...).
Cabe destacar que la heterogeneidad de melhfas que actualmente se encuentran en los campamentos eran impensables en la sociedad saharaui beduina y efectivamente había sólo un tipo de vestuario para las mujeres: la melhfa de tejido de nila o de algodón del mismo color, arriba de la cual se podía llevar el izar azul (blanco es sólo para la esposa) y bajo del cual se podía llevar el nagcha.
La melhfa de nila es un tejido preciado monocromático, color azul noche que las saharaui beduinas utilizaban sólo después de haberse casado; todavía en la actualidad algunas familias impiden a sus hijas de llevarla antes de contraer matrimonio. La peculiaridad de esta melhfa es que el color azul no está tratado con ningún tipo de fijador; por lo que los pigmentos de color destiñen la piel de quien la lleva puesta. En torno a este mismo color se crearon unos dispositivos terapéuticos según los cuales la nila tiene propiedades oftálmicas y dermatológicas curativas, fregando el tejido en el rostro hasta que se quede de color azul-gris y así se debe dejar para unas horas, como lo afirman muchas mujeres saharaui: La melhfa tiene propiedades terapéuticas para la vista y para la piel del rostro Se friega en el rostro y deja un color oscuro en la piel; se hace la mañana y se lava después el atardecer; así la piel es más suave.
El Izar es un tipo de tela blanco y azul, del mismo tamaño que la melhfa y se pone arriba de la melhfa en cualquiera ocasión festiva. El nagcha también mide como una melhfa, pero se dobla por medio de una faja y se ata en la cintura de la mujer, quien lo puede poner sólo si está casada o en ocasión de algunas celebraciones: lo puede llevar sólo la mujer casada para una ocasión particular, pero para algunas ocasiones tradicionales lo ponen también las chicas que aún no están casadas.
En la sociedad saharaui actual las melhfas de miles de colores, dibujos y tejidos a disposición aumentaron notablemente; entre éstas algunas toman su nombre del tejido con el que están hechas, otras del nombre de la ciudad de proveniencia y son: las Tubita, las Kneiba y las Qumayri, ambas muy caras, Dubai, Swesra, Shifón, Lj’yata, Ashamha, Shag-gat Albakat, Sag-gat Bigi. También hay dos telas, Flayeh acharg y Kay lanzas, que son muy parecidas a la nila, pero mucho más económicas porque son de menor calidad y no tienen las propiedades terapéuticas que tiene la nila.
Además del mercado que rindió más disponibles las melhfas de todo tipo, en la sociedad saharaui actual hubo otras clases de cambios con respecto del vestuario tradicional y es que las jóvenes, tal como lo destacan algunas mujeres entrevistadas, ya no se ponen falda bajo la melhfa sino el pantalón. Otro cambio importante en el vestuario es que las jóvenes bajo la melhfa traen el pantalón, aunque los ancianos no quieren y prefieren que las jóvenes se pongan una falda larga arriba de los pantalones, para que no se vean como un hombre. La mujer ha empezado a utilizar los pantalones para quedarse más cómoda y porque se está imponiendo la juventud que usa los pantalones.