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La permisiva e inoperante ONU y la pasiva España ¿Por qué?

 
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Numa
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Ubicación: Madrid

MensajePublicado: Mie Dic 08, 2010 10:01 pm    Asunto: La permisiva e inoperante ONU y la pasiva España ¿Por qué? Responder citando

En el correo de la web recibimos frecuentemente preguntas de los usuarios, como es lógico, sobre el conflicto saharaui. Algunas de ellas suelen ser bastantes repetitivas. Las contestaciones a estas preguntas, que siempre intentamos responder lo más rápido que nos lo permiten nuestras obligaciones, no siempre tienen que ser idénticas, pues influye mucho el factor de la opinión personal del miembro del equipo de la web de SáharaLibre.es que asuma su contestación. Por el contrario, hay otras preguntas en las que las respuestas son bastante coincidentes. Por su repetición y la coincidencia en la respuesta he decidido traer a nuestro foro un par de preguntas que nos llegan con bastante frecuencia:

1.- ¿Por qué la ONU no ha solucionado este grave problema en 35 años y ha permitido la violación de los derechos de un pueblo como lo es el saharaui?

2.- ¿A qué se debe la pasividad de España frente a esta situación?


Difícil es contestar a estas preguntas, sobre todo cuando la solución de la ONU o la pasividad de España, no corresponde a los ciudadanos (del mundo o de España), sino a los gobiernos que, en cada momento, han marcado la política a seguir en este conflicto que ya dura 35 años. De todas formas intentaré reflejar algunas claves para que nos podamos hacer una idea en el análisis del conflicto:

1.- ONU

La Asamblea General de la ONU está compuesta por los 192 Estados Miembros; 15 de ellos integran el Consejo de Seguridad de la ONU, 10 elegidos para un mandato de dos años y los cinco restantes (Francia, EEUU, China, Reino Unido y Rusia) miembros permanentes del Consejo y con derecho de veto. Estos cinco países imponen lo que se puede decidir o las propuestas que hay que rechazar. Estos cinco países convierten la estructura funcional de la ONU en una auténtica dictadura.

Ningún país del mundo reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, territorio que ocupa, por la fuerza, desde 1975. Ya en ese mismo año, otro de los órganos principales de la ONU, la Corte Internacional de Justicia de La Haya, dictaminó que no existía ningún lazo de soberanía, de Marruecos, sobre el Sáhara Occidental.

Para pasarse la legalidad internacional por el arco del triunfo, no es necesario buscar mayorías, basta con ser uno de esos cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, ser un buen amigo de alguno de ellos o, al menos, que confluyan los intereses, de cualquier tipo, con los de uno de ellos.

Durante muchos años el mundo estuvo dividido en dos grandes bloques, el soviético y el americano, cada uno de ellos con sus respectivos aliados. Argelia (el país que le da cobijo a una gran parte de los saharauis y al Gobierno saharaui, en los Campamentos de Refugiados de Tindouf) pertenecía al bloque soviético. Por razones estratégicas, EEUU siempre pensó que darle solución al conflicto del Sáhara de acuerdo con la legalidad internacional, es decir, dejar al Sáhara Occidental en manos de la voluntad del Pueblo Saharaui, podría significar, por simple amistad, el proporcionar la salida de Argelia (y por tanto del bloque soviético) al Océano Atlántico, salida que nunca ha tenido. El Atlántico siempre ha representado una pieza de gran valor en la estrategia de bloques. Por esta razón, durante muchos años, EEUU ha ejercido su influencia, o su derecho de veto en la ONU, para que se mantuviese el status quo, es decir, el control del territorio del Sáhara Occidental por un país aliado de EEUU como es Marruecos.

Además es conocido, y se ha publicado desde hace tiempo en diversos medios, que la monarquía marroquí gasta grandes cantidades de dinero en la organización de lobbies por el mundo entero, para conseguir las simpatías y el apoyo que no puede conseguir por el desprestigio que supone su comportamiento dictatorial y el ataque continuo a los derechos humanos. En este sentido ya representó un auténtico escándalo cuando, en noviembre del 2004, el periodista marroquí Ali Lmrabet denunciaba en la prensa argelina que “la monarquía marroquí financiaba la democracia francesa” a través de la financiación a los partidos políticos franceses.
Por otro lado, El Sáhara Occidental, el mismo que llegó a llamarse Sáhara Español, siempre ha sido un grano en el trasero de Francia. Todos los países que rodean al Sáhara Occidental (Marruecos, Argelia y Mauritania) son de influencia francófona, en ellos se habla en francés, y no sólo el idioma es lo importante, pues Francia tiene grandes intereses económicos en toda la zona. Por ello, Francia también ha ejercido su influencia y su derecho de veto en la ONU, tanto para mantener el status quo, como para intentar materializar o legalizar su ocupación ilegal por un país amigo de Francia como es Marruecos.

En resumen, por estas razones, primero EEUU, y después Francia, han utilizado su derecho de veto en la ONU para que el Sáhara Occidental y, concretamente el Pueblo Saharaui no pueda ejercer el derecho que legítimamente le corresponde, es decir, su derecho a la autodeterminación.

La corrupción marroquí y las razones estratégicas, políticas y económicas siempre han influido en el mantenimiento de la situación del conflicto del Sáhara Occidental.
No encuentro mejor forma de describirlo que utilizando un extracto del texto titulado “Muros” escrito por el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano, una de las personalidades más destacadas de la literatura latinoamericana. En él nos dice:

El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes. Cuando lo practican las naciones dominadas, el patriotismo se hace sospechoso de populismo o terrorismo, o simplemente no merece la menor atención.
...
¿Por qué será que los ojos se niegan a ver lo que rompe los ojos?
¿Será porque los saharauis han sido una moneda de cambio, ofrecida por empresas y países que compran a Marruecos lo que Marruecos vende aunque no sea suyo?
Hace unos años, Javier Corcuera entrevistó, en un hospital de Bagdad, a una víctima de los bombardeos americanos contra Irak. Una bomba le había destrozado un brazo. Y ella, que tenía ocho años de edad y había sufrido once operaciones, dijo:
–Ojalá no tuviéramos petróleo.
Quizás el pueblo del Sáhara es culpable porque en sus largas costas reside el mayor tesoro pesquero del océano Atlántico y porque bajo las inmensidades de arena, que tan vacías parecen, yace la mayor reserva mundial de fosfatos y quizá también petróleo, gas y uranio.
En el Corán o en la Biblia podría estar, aunque no esté, esta profecía:
–Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes.



2.- PASIVIDAD DE ESPAÑA

No quiero contestar como un gallego, porque no lo soy, pero la segunda pregunta la contestaría con otra pregunta: ¿Puede España, sus partidos y sus gobiernos estar al margen de los juegos estratégicos, políticos y económicos, descritos en la pregunta anterior?

Desde los intereses personales de algunos individuos que participaron en la “venta” del Sáhara a Marruecos y Mauritania en los fatídicos e ilegales Acuerdos tripartitos de Madrid, al continuo chantaje marroquí con la aparición de problemas en Ceuta y Melilla, el espíritu expansionista de la monarquía marroquí, la ilegal explotación y el expolio de los recursos naturales del Sáhara Occidental con participación de empresas españolas, la supuesta colaboración de Marruecos en temas como terrorismo, droga e inmigración ilegal, los votos de los cientos de miles de inmigrantes marroquíes que residen en España, los intereses económicos de algunas empresas españolas en el mercado marroquí,..., son sólo algunas de las causas que determinan esta histórica pasividad. En estos sentidos, es significativo lo que opinan los usuarios de nuestra web en la sección que tenemos en nuestra portada dedicada a encuestas.

En sistemas democráticos como el español, los políticos que ostentan estos poderes son elegidos por el pueblo para defender sus intereses ciudadanos y ser sensibles a la voluntad colectiva de la ciudadanía; pero es evidente que en algunos casos, y el Sáhara Occidental y los saharauis es uno de ellos, la opinión popular y las simpatías de los ciudadanos no coinciden con las acciones de su gobierno (poder ejecutivo). Las mayorías parlamentarias que apoyan a los gobiernos y la disciplina de partido hacen extensivo este razonamiento al poder legislativo. En el caso de la oposición parlamentaria se produce algo similar, auque sólo achacable a la disciplina de partido.

Lo que sí parece cada vez más creíble y demostrado es la existencia, en España, de grupos de personas “influyentes” (podrían formar parte de lobbies por su influencia) que ponen su firma, su popularidad, su prestigio, sus conocimientos, sus influencias,..., al servicio de Marruecos, sobre todo cuando Marruecos se encuentra en situaciones comprometidas o en momentos de decisiones importantes que le afectan directamente. Cabe decir que pertenecer, en su caso, a algún lobby, no representa, en principio, ninguna ilegalidad; es algo que está más cerca de la ética o de la dignidad de las personas, y eso es algo reservado a la conciencia de cada uno. Sólo cabe preguntarse si, en aquellos casos, y son muchos, en los que los intereses de España no coinciden con los intereses de Marruecos, cuando se hacen labores de lobby ¿se puede estar incurriendo en algún tipo de traición?

Si nuestros gobiernos han sido incapaces de asumir la responsabilidad histórica de España en el sufrimiento del Pueblo Saharaui (nada más allá de mandar unas toneladas de alimentos a los Campamentos de Refugiados para que no se mueran de hambruna y sobre todo para intentar lavar sus propias conciencias), es fácil de entender que los medios afines, al igual que el Gobierno, miren para otro lado. El silencio mediático es el peor enemigo del Pueblo Saharaui. Esto es extensivo a todos los gobiernos desde que se abandonó el Sáhara, sometiendo a los saharauis a un vergonzoso silencio y olvido.

¿Cuántos muertos, torturados o desaparecidos tiene que haber, o cuántos saharauis tienen que concentrarse en campamentos de la dignidad, o cuántas semanas tiene que aguantar una activista saharaui en huelga de hambre, o cuántos años tienen que permanecer sin ser juzgados los presos políticos saharauis en las cárceles marroquíes,..., para que los medios se hagan eco de ellos?

Además, la pasta manda, es decir, Marruecos paga bien los servicios prestados (el silencio es una más de esas prestaciones de servicios) que le ayudan a la defensa de sus oscuros intereses. Qué más da que el pago de la prestación se realice en cash, en terrenos, en contratos de publicidad o en participación en campañas de promoción turística o empresarial… Al final, todo se convierte en dinero y en cuenta de resultados.

¿Cómo se puede renunciar a unos principios de defensa de la libertad, de defensa de los Derechos Humanos, incluso de defensa de la vida? Quizá sólo exista una respuesta para esta pregunta, quizá la respuesta esté en el magistral artículo escrito, hace ya algún tiempo, por el amigo Luis Portillo y que reproduzco integro a continuación:

¡¡¡ HIPÓCRITAS !!!

Los que durante tanto tiempo silenciaron las legítimas razones del Pueblo saharaui y su profundo grito de angustia y de dolor.

Los que sistemáticamente silenciaron las atrocidades de la jerarquía civil, militar y religiosa del Majzén marroquí contra el Pueblo Saharaui.

Los que desviaron y acallaron el clamor soliviantado del Pueblo español en apoyo de sus hermanos saharauis.

Los que pergeñaron oscuras alianzas con un régimen corrupto, criminal, colonial-imperialista y genocida.

Los que incluyeron al Sáhara Occidental y a su población autóctona en el “paquete” del pensamiento único y neocon franco-estadounidense.

Los que pretendieron “encapsular el conflicto del Sáhara” para poder entregarse de lleno a otros asuntos más rentables.

Los que asesoraron y financiaron la construcción y armamento del mayor Muro militar de nuestra Era y el ingente minado del territorio saharaui.

Los que establecieron acuerdos con el fatuo e irredentista Gobierno marroquí para expoliar las riquezas naturales del Sáhara Occidental.

Los que planificaron fríamente, desde siniestros despachos y gabinetes, la ignominiosa Marcha Verde y los infames, ilegales, inmorales y políticamente suicidas Acuerdos Tripartitos de Madrid de 1975.

Los que, cuando les convino, dieron públicamente la razón al Pueblo saharaui, le alentaron en su lucha contra el invasor y le aseguraron que “su Partido” estaría con ellos hasta la victoria final; y, después, le olvidaron y abandonaron en las garras de un régimen criminal y sus aliados “africom”.

Los que gestionaron la “modélica” Transición española a la Democracia y olvidaron la memoria histórica, renunciando a anular los Acuerdos Tripartitos del tan denostado régimen franquista y a reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) como Estado de Derecho, independiente, soberano y libre de verdugos, expoliadores y criminales.

Los que silenciaron la masacre genocida del Pueblo saharaui, ametrallado en su huida y bombardeado con napalm, fósforo blanco y bombas de fragmentación, desde aviones fabricados en Estados “democráticos”.

Los que condecoran a presuntos criminales y venden y regalan armamento al régimen alauita, con nocturnidad y alevosía, violentando la legalidad y la voluntad silenciada de la inmensa mayoría del Pueblo español.

Los que tan pronto olvidaron que el movimiento solidario con el Pueblo saharaui es “lo más noble y lo más bueno” que tiene la sociedad española, en palabras ya gastadas del líder del PSOE y ex presidente del Gobierno de España, Sr. Felipe González.

Los que eluden sus responsabilidades históricas, morales, legales y políticas, no exigen el respeto y la aplicación terminante de la legalidad internacional, y pretenden dar lecciones de “moral en la Hamada”.

Los que, a pesar de todos sus intentos de escamotear la realidad de los hechos y la verdad histórica, reconocen ahora que la Ley y la Justicia está de parte del Pueblo saharaui, pero se doblegan una y otra vez ante lo que ellos denominan “realidad política” (consentida y fomentada), esto es, el imperio de la fuerza, la invasión y ocupación militar del Sáhara Occidental, el asentamiento ilegal de cientos de miles de colonos extranjeros, la feroz y sistemática represión cotidiana contra la población civil saharaui.

Los que han intentado y siguen intentando, de cualquier forma y manera, tachar de “terrorista” al Frente POLISARIO y al más pacífico y paciente de los pueblos del Mundo.

Los que han intentado engañar y dividir –con argucias, silencios y mentiras- al movimiento de solidaridad con el Pueblo saharaui.

Los que jamás han sabido cómo coser un botón en el desierto, al que sólo conocen de las películas visionadas desde su cómodo sillón de burócratas metropolitanos, y no han padecido –o lo han olvidado- hambre y sed de Justicia.

Los que generosamente han puesto sus medios de desinformación al servicio de los voceros majzenarios (mercenarios) y sus aliados imperiales, negando la voz y la palabra a los defensores de la Justicia y la Legalidad internacional.

Los que obligaron a la dimisión de James Baker y ocultaron y silenciaron las denuncias y testimonios de autoridades en la materia, como los del ex embajador estadounidense Frank Ruddy y tantos otros.

Aquellos altos funcionarios colocados al frente de la MINURSO con la explícita misión de impedir el nacimiento de un Estado genuino, libre e independiente al Sur de la frontera de Marruecos, y que cumplieron tal misión “con mucho gusto”.

Aquellos a quienes jamás importó la vida de un niño o niña saharaui, ni de mujeres, ancianos, ni nada de nada, salvo sus intereses, su bienestar, su seguridad y sus beneficios, y que ahora claman, hipócritamente, por el padecimiento de los niños saharauis en la Hamada, el más duro e inhóspito de los desiertos.

Los que, careciendo ya de “argumentos” auténticos y creíbles, utilizan ahora a los niños saharauis como “nuevo argumento” para intentar doblegar al Pueblo saharaui y hacerle renunciar a sus legítimos e inalienables derechos, reconocidos desde 1960 por la ONU, la OUA/UA y la Comunidad Internacional, sin ni siquiera mencionar a los culpables, responsables y causantes de la tragedia ocasionada, sufrida exclusivamente por el Pueblo agredido y masacrado, tragedia a la que gustan disfrazar con el eufemismo de statu quo.

Los que no han aportado ni una sola escuela o instituto de enseñanza, ni siquiera un mísero profesor de lengua española (o de cualquier otra cosa) para preservar el idioma de Cervantes en los atormentados campamentos de los refugiados saharauis, único Pueblo árabe que mantiene el español como lengua oficial del Estado.

Los que ahora se rasgan las vestiduras –así nos lo quieren hacer creer- ante el enorme sufrimiento de ese Pueblo tan generoso, hospitalario y agradecido, y cuya paciencia y ansias de paz han demostrado hasta los límites de la extenuación.

Los que jamás han aportado un euro para alimentar al depauperado Pueblo saharaui (la utilización del hambre como arma militar y política), ni han puesto una pegatina, ni repartido un manifiesto de denuncia de ese statu quo o de apoyo a la Causa Saharaui, y tan generosamente prestan su voz a los deseos del Majzén.

Los que han guardado, y hecho guardar, un bendito silencio ante los desmanes y la permanente violación de los Derechos Humanos, por parte de las autoridades marroquíes, en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental.

Los que niegan el visado a dirigentes saharauis con la finalidad de impedirles asistir a la Conferencia Internacional de Juristas por el Sáhara, en Las Palmas de Gran Canaria, para no disgustar al régimen alauita o simplemente “cumpliendo órdenes” de la superioridad.

Los que amontonan en el cajón de la redacción, o directamente tiran a la papelera, las incontables cartas y escritos de los lectores o ciudadanos indignados con la situación, el silencio o la tergiversación de las cuestiones que realmente importan a la opinión pública, y no tienen el coraje de buscar la verdad y proclamarla, tal cual es, a los cuatro vientos.

Los que, para evitarse problemas, ellos, han optado por someterse al diktat del Majzén, del Gobierno ultra y neocon del Imperio y de sus elitistas y refinados aliados franceses.

Quienes se han valido de, o han aceptado sin rechistar, toda la batería de artimañas del invasor-genocida-ocupante ilegal para impedir la descolonización de la última colonia en África, utilizar al Pueblo saharaui como moneda de cambio y hacer buenos negocios a su costa y a sus espaldas.

Quienes aparentan dolerse ahora por la situación de los más pequeños de ese Pueblo expulsado de su tierra, y llevan treinta y tres años sin mover sus labios para denunciar las atrocidades de los responsables marroquíes.

Quienes pretenden engañar a la opinión pública diciendo o insinuando que el Frente POLISARIO es el responsable de esta calamitosa situación, cuando es precisamente el Frente quien lleva más de tres décadas protegiendo a su Pueblo, denunciando la situación ante la comunidad internacional, construyendo un Estado en el exilio, una sociedad libre y democrática, y buscando incansablemente una solución legítima, digna y duradera acorde con los principios más elementales de la legalidad internacional.

Quienes engañan al Pueblo marroquí y desvían su atención de sus verdaderos intereses y de la causa y origen de sus auténticos problemas, enardeciéndolo y haciéndole creer que el Sáhara le pertenece, en contra de todas las resoluciones y dictámenes de las instancias internacionales.

Quienes quieren hacernos creer que el Frente POLISARIO –movimiento de liberación nacional- debe ocuparse también, ¡además!, de “democratizar” el difícilmente calificable régimen político marroquí, contraviniendo así –como ha venido haciendo históricamente la CIA & Co.- el principio internacionalmente reconocido de no injerencia en los asuntos internos de otros países y eludiendo mencionar –quienes así sueñan- cómo “trata” el régimen alauita a quienes osan pedir justicia y libertad para su Pueblo, ya sea el saharaui o el marroquí. Esta responsabilidad, que debiera incumbir, si acaso, a instancias internacionales y a las grandes potencias, ¡se la dejan de propina al Frente POLISARIO!

Quienes eluden plantear una solución similar a la aplicada para la descolonización de Timor Oriental, la antaño colonia portuguesa invadida por Indonesia y hoy nación libre, independiente y soberana gracias a la tan dolorosa lucha del Pueblo timorense y a la corrección de los errores pretéritos de la metrópoli, Portugal. Incoherente, absolutamente incoherente, el que los dirigentes portugueses rehúyan hoy tratar del mismo modo al Sáhara Occidental; pero “comprensible”, teniendo en cuenta la foto de las Azores.

Quienes aplican el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas al caso de Kuwait o al de los barcos piratas en el Índico y se niegan a aplicar esas mismas disposiciones legales internacionales a los piratas del Majzén, exigiendo y obligando al Gobierno de Marruecos a retirarse de la colonia invadida y ocupada ilegal e ilegítimamente, a sangre y fuego, y a consentir de inmediato la celebración del referéndum de autodeterminación mandatado por la ONU (“MINURSO”), con todas las opciones abiertas y todas las garantías legales y democráticas.

Quienes imponen la independencia de Kosovo, al margen de la legalidad internacional, y niegan siquiera la posibilidad de esa opción a un Pueblo que tiene todos los avales legales de la comunidad internacional.

Los cavernícolas, ignorantes y reaccionarios de la España profunda que, todavía hoy, en pleno siglo XXI, se atreven a culpar al propio Pueblo saharaui de su trágica situación “por haberse querido independizar de los españoles”, ignorando la historia de tantos procesos de descolonización (un millón de muertos en el caso de Argelia) y la típica “reacción reaccionaria” (contra la Historia) de las metrópolis; y creyendo, todavía hoy, que los pueblos colonizados le deben la vida a la metrópoli.

Los que, en lugar de hacer buen uso de los instrumentos legales de que se ha dotado la Humanidad (como el Capítulo VII de la Carta de la ONU) para la resolución pacífica y efectiva de “conflictos” como el del Sáhara Occidental (tan obvio que los juristas lo califican de res ipsa loquitur, la cosa habla por sí misma), pretenden hacernos tragar la farsa de sentar en una mesa de “negociación” a dos partes absolutamente desiguales: una, a todas luces culpable (res ipsa loquitur), prepotente, armada hasta los dientes y con la ocupación ya consumada y financiada; y la otra, absolutamente inerme y desprotegida, con las únicas armas de la fuerza de la razón, la legalidad internacional, la experiencia histórica de todas las descolonizaciones y el inmenso apoyo de la sociedad civil y del movimiento internacional de solidaridad con la Causa del Pueblo Saharaui.

A todos ellos, este insignificante ciudadano del Mundo, exclusivamente en su propio nombre y bajo su exclusiva responsabilidad, les acusa por acción o por omisión, y les llama simplemente hipócritas.

Luis Portillo Pasqual del Riquelme es doctor en Ciencias Económicas, funcionario del Estado y ex profesor de Estructura Económica Internacional en la Universidad Autónoma de Madrid.



Quizá la única respuesta esté en que, por desgracia, en este país haya muchos HIPÓCRITAS.

Para el que haya conseguido llegar hasta el final de este post, siento el tiempo que le ha ocupado, sobre todo porque, una vez terminado me he dado cuenta que, con una sola palabra podría haber contestado a las dos preguntas iniciales.

Soy incorregible, ¡vaya ladrillazo! que me ha salido.

Para el que aún le haya parecido poco, aprecio ahora que en la portada de nuestra web hemos colgado otro artículo, con el mismo título, HIPÓCRITAS, y escrito por otro usuario y amigo de SáharaLíbre.es, Luis de Carlos Calderón (Luislexis en la web), por lo que he podido apreciar viene a ser una actualización del escrito en su día por Luis Portillo.
La realidad es que cada vez más ciudadanos pensamos que la respuesta está en la hipocresía.

Un saludo,
Numa, diciembre de 2010.
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