Discapacitado en el Sáhara

De Paso Registrado: Mar 06, 2010 Mensajes: 10

Estimados compañeros:

El pasado viernes llegué a España desde el Sáhara. Teníais toda la razón: ha sido una experiencia única e inolvidable. Se desvivían por ayudarme y ponérmelo todo –sin excepción – en bandeja. Estaban todo el rato ofreciéndome de todo: zumos, galletas, yogures, madalenas… ¿Hambre? En absoluto, más bien al contrario: me atiborré a comer.
No os podéis ni imaginar lo bien que Sidina se ha portado conmigo: 24 horas a mi lado los 7 días (sólo, de vez en cuando, se iba al mercado a comprar algo para mí). Me afeitataba a diario, lavaba, tendía y doblaba mi ropa cada dos días, me ayudaba a vestirme y desvestirme, a asearme cada mañana... Sus 11 años de diferencia para conmigo y sus 35 kg. de peso no le suponían obstáculo. Dios, si me hubieseis visto llorar a lágrima viva en el momento de la despedida… Fue terrible. Me abracé al niño y no lo soltaba.
En fin, ha sido magnífico, estoy muy contento por haberme demostrado a mí mismo que, en efecto, el poder de la amistad verdadera es más fuerte que las piernas y que, en consecuencia, la silla de ruedas –si hay un amigo esperándote– se queda pequeña.
Iré contándoos poco a poco mis experiencias allí.

Un abrazo,

Fran

Publicado: Lun Abr 05, 2010 12:15 am **Asunto**: Bienvenido

Bienvenido Fran a este mundo, tu mundo.
Tengo que confesarte que me has tenido preocupado estos días que estabas en los Campamentos. Me he acordado de ti un montón de veces. Nunca porque desconfiase de la demostrada hospitalidad de los saharauis, pero sí porque desconocía tu nivel de limitaciones.

Cuando he visto tu post, antes de abrirlo para leerlo, he pensado por un momento que escribías para acordarte de mi familia. Dudé por un momento pero lo abrí. Créeme Fran, no me importa el reconocerlo, yo también he llorado al leerlo.

Por desgracia, ahora viene lo peor, durante unos días notarás que te falta algo, justo lo que allí dejaste. Pero pasados esos días te darás cuenta de que te has traído mucho más de lo que cargan tus maletas. Bienvenido al club de los enganchados al Sáhara y a los saharauis.

Esperamos con interés tus próximos comentarios. Cuéntanos por favor.
Un abrazo,
Numa
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"Por lo que hoy lloras, mañana te reirás, pues empieza hoy a reirte"

Site Admin Registrado: Apr 08, 2006 Mensajes: 678

Sí, sí, aquí todos muy valientes. ¡animo! deciamos y lo deciamos de corazón, pero más de uno ha pensado en ti más de una vez.
Me alegro que estes de vuelta y espero tus posts contándonos como ha ido aunque el resumen ya dice mucho.
Y tranquilo, al volver hemos llorado todos.
Un abrazo

De Paso Registrado: Mar 06, 2010 Mensajes: 10

Antes de comenzar a contar mis vivencias de estos días, me gustaría que me dierais vuestra opinión sobre un artículo que he escrito hoy mismo con intención de mandarlo a la sección de experiencias de una revista. Ahí va:

EL PODER DE LA AMISTAD VERDADERA

El verano pasado, como cada año, un grupo de niños procedentes de los campamentos saharauis fue destinado a la residencia de discapacitados físicos en que me alojo, con el fin de quedarse con nosotros dos meses. Fue entonces cuando conocí al mayor de ellos, Sidina, de doce añitos de edad. Ambos, recíprocamente, comenzamos una amistad muy especial. Con todo, a decir verdad, el niño era poco menos que hiperactivo, egoísta y avaricioso, y, sin embargo, a mí me trataba con gran cariño y comprensión. Si alguna vez me hacía enfadar, vive Dios que no pasaban más de diez minutos antes de que fuera a mi habitación y, empujando la puerta con suavidad, entraba sigilosamente con la cabeza gacha y los ojos algo empañados y, mirando al suelo, musitaba unas palabras de perdón.
Entre paseos vespertinos, meriendas frugales en heladerías y, lo que es mejor, quince días de vacaciones en la playa malagueña de El Palo, la amistad entre Sidi y yo se fraguó bajo el denominador común del calificativo verdadera. Puesto que ya tenía doce años, no volvería más a España, cosa que me atormentaba pensar. Áun así, llegó, antes de lo que yo esperaba, el día del regreso a su país de origen. Entonces, fundidos en un abrazo y llorando a lágrima viva, le miré a la cara y, en un susurro, le juré que, por difícil que fuese, iría a verlo donde estuviera, que, aun en silla de ruedas, llegaría hasta el desierto y volvería a abrazarlo.
Pasó el tiempo y Sidi y yo jamás perdíamos el contacto, ya mediante vía telefónica, ya a través del medio postal tradicional (sólo posible cuando algún voluntario iba a la zona del Sáhara en que él vive).
Al inicio del nuevo año, mediante internet, comencé a buscar medios de viajar hasta el campamento del niño. Tras mucho indagar, contacté coen una asociación saharaui de Sevilla, cuyo delegado se mostró sumamente ufano de saber que, haciendo caso omiso de mi discapacidad, deseaba ir al Sáhara sólo para reencontrarme con mi amigo.
En efecto, así fue. Dicho delegado me organizó el viaje, previsto para Semana Santa. Si bien no cabía en mí de gozo, prácticamente todos mis familiares y compañeros me tachaban de loco o me reiteraban que las consecuencias durante y después del viaje, principalmente debidas a mi precaria situación física, podían ser nefastas. Lo sé, era porque les importaba y tenían miedo de que sufriese algún contratiempo. No obstante, ellos no entendían que yo tenía intención de ir allí con un objetivo muy concreto: ver al pequeño; todo lo demás, fuese lo que fuese, quedaba en un plano secundario, y «si consigo verlo –decía a todo el mundo– bienvenida sea cualquier dolencia».
Contando las semanas, días y horas restantes para el viaje con una ilusión fuera de la normalidad e ignorando los consejos de mi gente para que diera marcha atrás, la madrugada del viernes 26 de marzo, Sidina y su familia me recibieron en su casa cual si fuese un sultán. Fueron siete días maravillosos: nunca había sido testigo de tanta entrega, tanta voluntad. Si bien el niño cuenta con once años menos que yo y la mitad de mi peso, se encargó, no sólo de estar a mi lado 24 horas, sino, además, de vestirme y desvestirme, asearme, darme las medicinas, afeitarme… Dios, era increíble. Sus hermanos y hermanas, del mismo modo, me ofrecían todo tipo de comida y bebida cada quince minutos; los padres velaban por mi seguridad antes que por la de sus propios hijos. ¡Qué manera de llorar el día de la despedida, creía que los ojos iban a salírseme de las cuencas!
Esta experiencia ha servido para demostrarme a mí mismo que el poder de la amistad verdadera es más fuerte que el de las piernas y, en consecuencia, que no existen obstáculos cuando el objetivo por el que luchas está adherido al corazón.

F.J.Gondela

Site Admin Registrado: Apr 08, 2006 Mensajes: 678

Ufff vaya final....
solo una cosa (aquí entra el reivindicativo) podrías sustituir "iba a la zona del Sáhara en que él vive" por "iba a los campamentos de refugiados saharauis en Argelia".

Con este pequeño cambio, a parte de explicar correctamente dónde vive Sidi, cuentas correctamente a dónde fuiste. Tu no fuiste a una población del desierto del Sahara, fuiste a unos campamentos de refugiados en los que las "comodidades" de una "ciudad" o "pueblo" no existen. Tus ruedas no tocaron más asfalto que el que hay en el aeropuerto de Tinduf. Lo tuyo tiene mucho merito... lo tuyo y vuestra amistad.

Site Admin Registrado: May 23, 2006 Mensajes: 104

Ufff, soy incapaz de sujetar el llanto. fjgondela nos has llenado de emoción. Piensa como son y los sufrimientos que han tenido y siguen teniendo que aguantar. El artículo es estupendo, aunque un poquito de reivindicación sobre la libertad de este pueblo le vendría genial.

Bienvenido a este rincón, esperamos que nos vayas contando detalles de tu estancia.

Publicado: Mie Abr 07, 2010 12:02 am **Asunto**:

Veo que al final lo hiciste y que el resultado ha sido positivo ¡Olé!
No llores más, no lo hagas, disfruta tu experiencia con una gran sonrisa.
En cualquier caso que tus lágrimas de hoy te sirvan, nos sirvan y les sirvan de sonrisa para el mañana.

¡Sonríe! Very Happy

¡¡¡Assahra Moustakkíla!!!
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El silencio es la muerte, y si te callas, mueres, y si hablas, mueres. Así que habla y muere.

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